Alirio no solo se interesó en la guitarra, traía consigo una sed de conocimientos que necesitaba cesar. Escuela y cultura fueron sus mejores aspiraciones y en toda su vida trabajó para ello. Fue articulista de prensa: escribió columnas en prestigiosos diarios venezolanos como El Nacional y El Universal; también escribió para el Diario de Carora, allí su columna se llamaba El Correo de Roma. Fue curador de editoriales para revistas de música europea del renacimiento y revistas de música venezolana para la guitarra. Fue transcriptor y corrector de compositores venezolanos como Antonio Lauro: “Él le mandaba sus partituras para que el Maestro las corrigiera”, compartió Fernando Briceño.
Agradecido con la vida, Alirio Díaz ayudaba y enseñaba a quien lo necesitara: fue promotor de jóvenes talentos de la guitarra como Cordero en Puerto Rico; John Williams, en Londres; y Luis Zea en Venezuela, solo para nombrar algunos. “Él hizo con los otros, lo que Chío hizo con él: apoyarlos, brindarles una mano”, compartió Haydeé Álvarez, sobrina del Maestro.
La artista plástica Úrsula Rey, lo recuerda con agradecimiento: “Él me apadrinó cuando apenas comenzaba mi carrera”. Abrió las puertas de su casa, para que una joven talento mostrara su arte. Ejemplos como éste, hacen de Alirio Díaz un ser humano completo
Haydeé Álvarez
“Lo conocí en su ancianidad. Para ese momento había una disminución de sus habilidades intelectuales”, afirmó Briceño. Con el paso de los años, el médico sugirió a la familia hablarle más de su vida personal para refrescar su memoria. Los temas de conversación pasarían a ser de La Candelaria, Doña Josefa, Don Pompilio, Segovia, De la Maza, Borges, de Mejías, entre otros.
Al ir envejeciendo en Carora, Fernando y el Maestro recorrían las calles hablando de poesía y de música. A pesar de su edad y su condición no perdía su sentido de humor caracterizado por ser muy culto: “Algunas veces me pedía que cantara algunas piezas venezolanas y luego para molestarme decía: ‘Calla Nerón, enciende Roma pero calla’”. Así era el Maestro, quien no conociera la historia no lo hubiese entendido, pero era su estilo: un humor cercano a teorías y a la historia misma.
“Entrar a su casa era entrar a una lectura completamente diferente de la vida”, donde todo era trastocado: la medición del tiempo y la observación de las cosas. Se hablaba y se sigue hablando despacio y bajo. “Alirio Díaz era capaz de invitarte a moldear tu mundo mirando al de él”, expresó Briceño.
En la Esquina del Poeta en Carora, sentados en unos de los pasillos de la casa colonial, Fernando vio pasar un pequeño colibrí enfrente de él: “Mira, un colibrí –dijo sorprendido y como lleno de recuerdos-, así era el Maestro. Hubiera detenido todo para que vieras el pajarito”. Fernando junto a él aprendió a darle más importancia a las sencillas cosas de la vida.
Tenía muchos amigos de diferentes procedencias. “Para ellos visitar a Alirio era visitar a un santo de la guitarra, le decían su alteza Alirio Díaz y bajaban la cabeza”, dice Briceño. También conservaba amigos de su infancia: los del cuarto de Chío, los caroreños, la gente del pueblo y del campesinado del Municipio Torres.
“Alirio Díaz es sin duda alguna el caroreño de mayor proyección en la historia de Carora, es el hombre que pudo hacerse universal y hacer universal el sentimiento de todos convirtiéndose en uno de los máximos guitarristas de la historia”. Decidió en su máximo esplendor llevar también su tierra en su corazón, en cada palabra y en cada cuerda tocada. “Esa condición de ser caroreño humilde, de ser un hombre entregado a lo que creía, lo hacía tener un compromiso con el hacer. Ahora le debemos nosotros la historia”, dijo León.
“De Alirio aprendí muchas cosas”, expresó Rubén Riera, músico guitarrista, profesor de planta de la Universidad de las Artes en Guayaquil e hijo del también Maestro Rodrigo Riera.
Su papá y Alirio tenían una conexión muy especial, “se trataban como hermanos, para todos nosotros era el Tío Alirio. Luego, con el tiempo, comencé a verlo como lo que era: el Maestro”.
.Gracias a los concursos de guitarra los jóvenes talentos tienen una oportunidad profesional en el país.